Los domingos por la tarde: cómo evitar el “Sunday blues”

Depresión de domingo por la tarde. Te ha pasado a ti también que, cuando el tan deseado fin de semana está a punto de terminar, ya estás empezando a sentirte mal porque al día siguiente es lunes?

Según una estadística de Monster.com, el 76% de los estadounidenses reportan una terrible depresión los domingos en la noche.

Parece ser que algo así también pasa fuera de Estados Unidos, y es algo que siempre me ha llamado la atención: por qué, si hemos pasado toda la semana deseando que llegue el viernes por la tarde, para finalmente sentirnos “libres”, no somos capaces de disfrutar nuestro tiempo libre mientras lo tenemos, y nos pasamos la mitad del tiempo pensando en lo apestoso que va a ser el despertador del lunes.

A mí también me pasaba.

Y sinceramente, todos esos consejitos de los blogs en plan “no mires mucha tele”, “organiza los cajones” o “escucha música alegre” tenían muy poco efecto, y a veces empeoraban la situación.

Porque no hacían más que intentar poner un “parche” sobre algo que no podía esconderse: no me sentía a gusto con mi vida, y punto. No me parecía bien pasar cinco de cada siete días de mi vida en un ambiente hostil, en una oficina de polígono, detrás de una pantalla de ordenador, con luces de neón frío, y tener que llegar a cualquier lado con las prisas y respirando aire contaminado.

Me escapaba en cuanto podía a la montaña o hacía algún viaje, pero eso no bastaba. Necesitaba un cambio más profundo. ¿Qué era lo que me tenía anclada a esa rutina?

Las claves que me han sido de ayuda

Mucho tiempo ha pasado desde entonces, y aquí te comparto algunas de las claves que me han sido de más ayuda para cambiar mis domingos por la tarde en tiempo de calidad.

  1. Antes de llegar al fin de semana, cerrar bien mis relaciones con los colegas de trabajo y darles las gracias. Transmitirles agradecimiento y aprecio por su trabajo durante la semana. Las relaciones son parte fundamental de la motivación dentro del espacio laboral, y despedirme de los colegas de una manera positiva, puede reducir el estrés de tener que verlos el lunes.
  2. No evadirme del malestar. Mirarlo en los ojos, estar presente. ¿Qué es lo que realmente estoy sintiendo los domingos por las tardes? ¿Aburrimiento? ¿Tristeza? ¿Culpabilidad? ¿Nostalgia? Tomar nota de lo que estoy sintiendo, darle un nombre y un espacio, sin rechazarlo ni renegar de ello.
  3. Cuidar de mis emociones y darles forma a través de actividades creativas: pintar y escribir un diario. Bailar y meditar. Hacer listas de cosas importantes para mí, de valores, de necesidades, de habilidades.
  4. Conectar con mi propósito vital. Centrarme en el momento presente: cierre de un ciclo, comienzo de uno nuevo lleno de oportunidades.
  5. Observar mis pensamientos de queja, ansiedad y frustración. Redirigirlos hacia una intención positiva y constructiva. Parar el ciclo del “Y si…” y de los peores escenarios posibles, mirarlos en perspectiva: esto que me estoy imaginando ¿es una posibilidad realista, o es una película casi imposible de realizar?
  6. Planificar y practicar cambios en mi vida, en aquellas áreas que me creaban incomodidad, para alinearme más con mi propósito.
  7. Definir objetivos personales y planificar la semana entrante acorde con mi propósito. Definir actividades y espacios que hagan que sea una semana “a mi medida”.
  8. Observar si me siento culpable por cosas que no hice o hice solo en parte. Moderar mi diálogo interior “machacón” y exigente, hablándome a mí misma con un tono amoroso y compasivo, como si le hablara a una amiga cercana y querida.
  9. Tomar consciencia de las comparaciones que hago con respecto a la vida de los demás: lo que veo en redes sociales o en conversaciones no es toda la realidad. Cada persona tiene buenos y malos momentos, no lo comparte todo en Instagram, y comparar mi realidad con un escaparate no sirve de casi nada. En cambio, observa con aceptación los altos y bajos de tu vida real, sin rechazos ni juicios severos.

Claro que todo esto no lo he hecho todo yo sola. Para dejar de deprimirme los domingos, y construir mi vida más en línea con mi propósito vital, con mi esencia, me he dejado acompañar  por muchas personas sabias, por ejemplo un maestro de meditación, una profesora de yoga, una master coach y más personas de gran calidad, que me han sido de ejemplo y de apoyo. A cada una de ellas les dedico mi agradecimiento, y hoy elijo ponerme al servicio de aquellas personas que quieran crear su propia vida, liberándose finalmente del agobio dominguero. Con este propósito he creado el programa Vive Tu Autenticidad, en el que podrás crear tu decálogo de herramientas que te permitan llenar tus lunes con ilusión y plenitud. Es un programa único y reservado sólo a aquellas personas comprometidas 100% a vivir una vida plena. ¡Te espero dentro!

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